sábado, septiembre 10

Flor inmigrante.

En un rincón del patio de nuestra casa en el Viejo Santiago la belleza exótica de una orquídea Mariposa rompía la vulgaridad de un roído gallinero donde nuestro gallo Valentín hacia de las suyas con las féminas. Hedychium coronarium es el nombre científico de esta planta oriunda realmente del sudeste asiático.

En Cuba es muy común desde el siglo XIX en los jardines y patios, y también como especie naturalizada en lugares silvestres con suelos húmedos, como en las orillas de arroyos o ríos. Es muy apreciada desde tiempos coloniales por las mujeres, que entonces se adornaban y perfumaban con sus flores. Son muy usadas para ramilletes de novias. Tanta es su popularidad, que en 1936 fue declarada la Flor Nacional de Cuba por una comisión de botánicos y jardineros. Para ellos el no ser autóctona no tenia importancia, para escogerla, tuvieron en cuenta no sólo su gran popularidad, sino también que durante las guerras independentistas, sus ramos intrincados servían de escondite a las mujeres patriotas para transportar importantes mensajes clandestinos.

Hasta el presente, en Cuba se han identificado algo más de 300 especies de orquídeas, con un alto grado de endemismo que sobrepasa la tercera parte de dicho total. Este verdadero tesoro pertenece al  invaluable patrimonio natural cubano, que sólo en lo correspondiente al reino de las plantas superiores cuenta con más de ocho mil especies, casi la mitad de estas corresponde a especies endémicas, exclusivas o autóctonas del Archipiélago.


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