domingo, abril 10

Llorar en silencio.

Estatua en Gijón- Asturias dedicada a la madre del emigrante

      "Una madre que descalza,
        y con andrajos vestida,
       lloraba junto a la costa,
      por los hijos que perdía."


Desde hace mucho la palabra emigracíón ha estado y esta muy cerca de nuestras vidas. Eramos aún muy pequeños, guajes como se  diría en asturiano cuando nuestros ingenuos ojos parparon la ida de nuestros vecinos, de nuestros amigos de colegio y de muchos familiares. Muchas madres allí en el viejo Santiago derramaron sus lágrimas al  ver marchar a sus hijos a lo cuales en algunos casos no volvieron a ver. La emigración es más antigua que la propia existencia de la especie humana. El hombre haciendo gala de su sentido mas animal de buscar mejores condiciones como las mas bellas aves o el mas pequeño insecto ha convertido la emigración en un fenómeno que no tiene final. La nostalgia y el constante  recuerdo de lo dejado es un síndrome que nos abraza como esa madre que llora en silencio. En la ciudad de Gijón, en un pequeño rincón de una belleza indescriptible se levanta una estatua de lineas modernistas en recuerdo a todas las madres españolas y asturianas en particular que despidieron a sus hijos; primero a los que buscaron el sueño americano  y años después a la búsqueda de nuevas posibilidades de trabajo en todos los rincones de la vieja Europa. Sin embargo España cambio y en los últimos veinte años se convirtió de pronto en receptora de hombres y mujeres que veían en su pujante desarrollo una posibilidad de trabajo y mejores condiciones. En muy pocos años de unos pocos miles de extranjeros que vivían aquí, pasaron a recibir a millones de ciudadanos provenientes de América, África y la antigua Europa del este. Los inmigrantes se convirtieron en la respuesta a la falta de fuerza de trabajo que necesitaba España. En un proceso de integración lenta y con alguna que otra dificultad legal o burocrática los inmigrantes  se establecieron y trataron de asentarse en esta tierra que muchos reconsideraban la  Madre Patria.
De pronto algo cambio, una crisis económica global convirtió a los inmigrantes en la primera  víctima del propio sistema.  En los últimos dos años más de 200 000 inmigrantes han iniciado el regreso a sus países de origen, bajo el lema de que para pasar trabajo mejor están en casa. ¿Cual sera el futuro?- nadie lo sabe, lo que es seguro es que siempre habrá una madre, dispuesta a llorar.

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