sábado, diciembre 5

Un Olympo en nuestro Patio.

Por referencias fidedignas de primera mano podemos asegurar que en nuestro Santiago de hoy todo vecino que sea propietario de una mata de limón tiene asegurado unos ingresos. Como puede cambiar la vida y las relaciones mercantiles entre una vecindad, acostumbrada a servir al prójimo sin interés alguno. Me atrevería a decir que comprar limones en nuestro pueblo no era algo habitual, ya que cualquiera estaba dispuesto a regalarte alguno.
La edafología (características físico-química y medio circundante) de nuestro suelo facilita la producción de frutales y entre ellos los cítricos siempre estuvieron presentes en nuestro entorno. El género Citrus, abarca una abundante número de especies y variedades así como una gran cantidad de híbridos. En nuestros patios predominaban aquellos pequeños pero jugosos limones criollos (Lima Mejicana) y el limón más grande con pocas semillas (Lima Persa). La presencia de mandarinas y naranjas también era significativa sobre todo la naranja agria, tan importante para la elaboración de nuestro mojo criollo, sobre todo en estas fechas. La existencia del Vivero Mulgoba a la salida de Santiago hacia Rincón, posibilitó en gran medida la diseminación de estos cultivares en la zona. Contaba este vivero con un amplio banco de variedades, así como los famosos híbridos Tangor Ortanique (Mandarina x Naranja Dulce) y el Tangelo Orlando ( Mandarina x Toronja). La investigación y desarrollo de los cítricos cobra mayor auge después de las teorías de Mendel y Darwin, convirtiendo primero a California y después a Florida en los centros de mayor importancia.
Dando crédito a la Mitología, los jardines del Olympo se iluminaban con el color de los naranjos, pero muy lejos de allí nuestros patios también tenían su luz propia.

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