lunes, octubre 19

Conversaciones de sobremesa.

Este fin de semana hicimos una comida cubana en casa para unos amigos españoles que se han aficionado a la yuca con mojo y al arroz congrí. Como de costumbre el tema de Cuba salio a relucir. Después de muchos años en el exilio son innumerables las ocasiones en las que he tenido que explicar detalles históricos o sociales que han determinado a mi juicio muchos de los valores de los que somos portadores. La trayectoria de un país es determinante en la formación del individuo como ente social y propicia actuaciones y pensamientos acordes a su propio modo de vida o al de sus generaciones precedentes. En el contexto del mundo en que vivimos para muchos los cubanos actuales tenemos el listón muy alto en lo que a pespectivas de nivel de vida se refiere.
Las comparaciones suelen ser odiosas y a veces engañosas en las pretensiones de cada cual, pero resultan aplicables siempre y cuando se hagan con un razonamiento, donde el sentido común sea la condición básica. Resulta muy difícil definir la calidad de vida de una población ya que siempre encontraremos desigualdades económicas y sociales que determinan las valoraciones individuales. La calidad de vida de una sociedad esta determinada por la sumatoria de parámetros evaluables en la medida de su importancia. La sociedad española en su conjunto, después de años de un ostracismo como país en la esfera internacional salio adelante y hoy es la octava economía mundial, sin que por ello se pueda o se deba ocultar que aun ocho millones de españoles vivan por debajo del umbral de la pobreza (20% de la población). En términos generales los españoles fueron de menos a mas y en temas como la sanidad, la educación, e infraestructuras sociales marcan pautas muy favorables. Un análisis comparativo de la evolución de la sociedad española y la cubana seria un tema inagotable, aunque las evidencias demuestran que puede ser una comparación concreta y fácil de resumir. Aprovechando el debate suscitado durante la comida del fin de semana me detengo en un detalle posiblemente vanal pero indicativo de la diferencia de ir de menos a mas o de mas a menos. Los presentes en la mesa, españoles todos, exeptuandome a mi son personas de más de 40 años provenientes de clases sociales medias y cuentan con tristeza que poseen muy pocas fotografías de su infancia, salvo aquellas de momentos muy especiales. Tener una cámara de fotos en los años 50,60 o 70 era un lujo reservado a unos pocos. El origen de la conversación tiene lugar cuando les muestro mis fotos de niño en el viejo Santiago y toda la historia de nuestro pueblo captada por fotos familiares que se han aportado en el desarrollo del Proyecto Santiago de las Vegas en Linea. La vida es mucho más que una instantania, pero permiten demostrar la historia y la nuestra es la que fue.

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