jueves, septiembre 3

Nela es Nela...lo demás, historia.



Al pararme frente a una vitrina o expositor de quesos, siento vergüenza ajena por aquellos que no tienen a su alcance aunque fuese un pequeño trozo de uno de los tantos quesos que hay en el mercado. Hay que ser experto en la materia para determinar cual es el mejor; quesos curados, semi curados, tiernos, queso fresco... de vaca, oveja, cabra y un montón de variantes y marcas que nos atiborran, aunque al final siempre llevemos el mismo. Mis recuerdos sobre el queso son muy vagos y lejanos en el tiempo. Era muy pequeño cuando el abuelo me compraba aquellas galleticas de soda preparadas de la Dominica o en Los Tres Ceros, o llegaba a casa con un queso grande amarillo tipo Patagrás o una cajita de queso crema "Nela". Más fresca tengo la imagen de la abuela haciendo aquellos quesos blancos con su molde de madera agujereado en el fondo y un bloque de cemento encima. La combinación de nuestro dulce de guayaba casero con aquellos quesos de Nela no lo he vuelto a encontrar. El dulce de guayaba hace pocos años que se encuentra en los mercados de España y no en todos. Pero por mucho que lo intento no logro la combinación de sabores.
El origen del queso esta cubierto de historias y leyendas pero algo cierto es que ha estado presente en la historia evolutiva de la mayoría de las sociedades. La imagen más antigua recogida por el hombre lo sitúa tres mil años antes de Cristo en el friso de la lechería de Urs de la cultura Sumeria( primera civilización- ubicada junto a los ríos Tigrís y Eúfrates), donde se pueden ver el ordeño y fabricación del queso por los sacerdotes del templo. Griegos y Romanos hicieron del queso toda una cultura que de alguna manera llega a nuestros días. En Asturias en particular, encontramos el queso de Cabrales tan conocido por la presencia de un moho azul y un olor característico que para algunos es muy desagradable. Mucha historia, pero Nela es Nela.

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